San Arnulfo de Soissons (también llamado San Arnulfo de Oudenburg) fue un monje y sacerdote cristiano, de base benedictina del siglo XI, comúnmente recordado como patrón de los cerveceros.
Como mortal, San Arnulfo de Soissons nació en Flandes, territorio localizado en la actual Bélgica, hacia algún punto sin determinar del año 1040 de nuestra era. En sus años mozos, Arnulfo fue un hombre dedicado a las luchas y las guerras que se declaraban señores como Roberto y Enrique I de Francia. Aunque se destacaría como militar en ese tiempo, se dice que el Señor le encomendaría una tarea más grande. Una lucha más grande.
Es allí cuando, en algún momento de su madurez, San Arnulfo de Soissons es llamado a la vida espiritual. Se entrega entonces al monasterio de Soinssons, lugar en donde haría gran parte de sus servicios comunitarios con notable diligencia. Sin embargo, en algún momento más adelante, Arnulfo buscaría entregarse a una vida mucho más eremítica, más centrada en la meditación y la oración. Arnulfo se encerraría en una celda, donde estaría una gran parte de su tiempo, viviendo solo de proporciones de comida muy pequeñas.
Por intersección y decisión del pueblo y el clero, sin embargo, Arnulfo de Soissons es buscado para que asuma el rol de obispo. Este puesto es rechazado repetidas veces por el obispo, aunque finalmente cede en asumirlo.
Este honor lo asumiría hasta que otro obispo pretendiese el cargo, el cual Arnulfo cedería gustoso. Fundaría la abadía de San Peter de Oudenburg, lugar donde se fabricaría una cerveza que sería repartida y promovida para el resto de la población. El santo promovería esto y otras prácticas, como el hervido del agua, previniendo así una importante cantidad de enfermedades.
La muerte, sin embargo, llegaría a la puerta de Arnulfo un día cualquiera de 1087. Su fiesta es celebrada el 14 de agosto.