San Aníbal María Di Francia, mejor conocido como el Apóstol de las Vocaciones, fue un personaje nacido en Messina el 5 de Julio de 1851. Se dice que nació en el seno de una familia de la nobleza italiana, en donde su padre ocupó varios cargos importantes de su tiempo. Fue este Viecónsul, Marques y Capitán Honorario de la Marina. Pese a sus cargos, estos no lo previnieron de fallecer al tener San Aníbal pocos meses de haber nacido. Se suele decir que de aquello nació su interés por los huérfanos.
Ordenándose a la vida sacerdotal en 1878, Aníbal dedicó su labor a la evangelización de las zonas más desfavorecidas de su ciudad. Se orientó, en consecuencia, a los pobres, mendigos e indigentes de Messina, lo cual no lo salvó de muchos inconvenientes y problemas. Esto no lo detuvo, y con dedicación llegó a fundar un orfanato con dedicación a San Antonio de Padua. El interés de San Aníbal María Di Francia estuvo no solo en atender las necesidades materiales de los más desfavorecidos, sino también de las espirituales. Es por ello que buscaba educar en lo moral y lo religioso, más que en cualquier otra cosa.
Posteriormente, ya en 1887, fundaría congregaciones religiosas de suma importancia en el mundo católico. Estas serían la Congregación de las Hijas Católicas del Divino Celo y la de los Rogacionistas. Dichas congregaciones tendrían su atención en dedicarse a la oración de las vocaciones, a la pastoral vocacional. Según la lógica de San Aníbal, eran muchos los pastores dedicados a la Iglesia, y pocos los obreros con las que esta cuenta. Es por esto que este personaje sería más adelante recordado como el promotor de la pastoral vocacional contemporánea.
Su muerte se dio el 1 de Junio de 1927, fecha en la que hoy en día le dedicamos festividad religiosa.