San Miguel de Sinnada, también conocido como el santo confesor o sencillamente El Confesor, es uno de los santos que es venerado entre los seguidores de la iglesia católica el día 23 de mayo, aunque también dentro de otras confesiones cristianas, como la ortodoxa. Es conocido, debido a que fue uno de los obispos de Sinnada, un lugar dentro de la región de Frigia.
Debido a los pocos datos históricos que se tienen de San Miguel de Sinnada, hay ciertos detalles que se han perdido en cuanto a la historia de su vida, pero se sabe que nació en algún lugar de Frigia durante el siglo VIII. Cuando era joven, tuvo una gran vocación por la teología, y quiso tomar la vida religión como su estilo de vida absoluto, lo cual Tarasio, el patriarca de Constantinopla de aquel momento notó y por ello lo envió a un monasterio que se hallaba en la costa del Mar Negro, donde compartió mucho tiempo con otro santo, San Teofilacto de Nicomedia. Y, es durante este tiempo en donde se destacaron por su virtud y extrema disciplina dentro del monasterio, que pudieron realizar un milagro juntos, ya que a través de sus plegarias llegaron las lluvias al lugar que sufría de una letal sequía.
Ya en el año 784, San Miguel de Sinnada, por su virtud ya tan bien conocida es designado obispo a manos del patriarca Tarasio. Durante sus años como obispo, hizo distintas misiones tanto para el emperador bizantino, como para el mismo Tarasio, en donde puso en sintonía de alianzas a las iglesias griegas y latinas, así como el hecho de negociar la paz personalmente con el califa Harún al-Rashid en Bagdad. No obstante, a pesar de su ilustre carrera, fue expulsado durante la iconoclastia del emperador. Algunos dicen que volvió a Sinnada luego de la muerte del emperador, aunque otras fuentes dicen que murió en exilio.
