San Hermenegildo. Fue un príncipe, hijo de Leovigildo, rey del imperio visigodo en España durante el Siglo VI, quien, a pesar de la creencia herética de su padre, se convirtió al cristianismo y profesó con vehemencia su fe, a causa de lo cual, fue encarcelado y condenado a muerte, convirtiéndose en mártir de la iglesia católica. Es el santo que conmemoramos el 13 de abril.
San Hermenegildo, era originario de la ciudad de Medina del Campo, Sevilla, nacido hacia el año 564. Su origen noble y, por ser heredero del rey visigodo, San Hermenegildo estuvo siempre asociado a las acciones de gobierno, siendo designado gobernador de algunas regiones del imperio y tomado parte de importantes decisiones políticas vinculadas al reino de su padre.
Habiendo sido educado bajo la doctrina herética del arrianismo, Hermenegildo, contrajo matrimonio con una mujer cristiana, bajo ceremonia católica. Tiempo después, la influencia espiritual y la fe que profesaba su esposa logró su conversión, comenzando entonces a profesar la fe cristiana.
La decisión de Hermenegildo irritó sobremanera a su padre, generando un conflicto político y militar, así como tensiones en el reino, provocando persecuciones, tanto hacia la persona de San Hermenegildo como de su familia, siendo encarcelado por orden de su propio padre.
La primera reclusión de San Hermenegildo duró un año, tras el cual, su padre lo liberó, pero cuando el Rey Visigodo, contrajo nuevas nupcias, su esposa lo persuadió del peligro que podía representar su conversión al cristianismo y, convencido de ello, el Rey ordenó de nuevo el arresto de su hijo.
La conversión cristiana de Hermenegildo no resultó más que una excusa para la imposición arriana de su padre, así, bajo tortura y amenaza de muerte a San Hermenegildo, su esposa e hijo, se pretendió que apostatara, sin éxito, ya que su determinación cristiana le hicieron mantener su fe, por lo que, su propio padre, ordenó su muerte asestándole un golpe de mazo en la cabeza. El Filicidio, ocurrió en Tarragona, el 13 de abril del año 585.
San Hermenegildo, mártir cristiano, fue canonizado un milenio después por el Papa Sixto V, considerándolo “Patrono de los conversos”, a petición del Rey católico, Felipe II de España.