San Cástulo. Nacido en Roma a mediados del siglo III de nuestra era cristiana, fue un empleado imperial, conocido por haber ejercido de chambelán para el emperador Diocleciano, pero convertido al cristianismo. Se destacó por una arriesgada y loable labor evangelizadora. Es el santo que conmemoramos el 26 de marzo.
La obra evangelizadora de San Cástulo de Roma es de admirar, ya que, prestando servicios al emperador y estando en auge las persecuciones y encarcelamiento de los cristianos, este hombre, a riesgo de su propia vida, prestó las instalaciones del palacio y su propia casa, para albergar a creyentes conversos y dar servicio religioso cristiano y espiritual.
Fue célebre la peregrinación de San Cástulo junto a San Tiburcio, por Roma, evangelizando y predicando para lograr la conversión al cristianismo de hombres y mujeres con el fin de llevarlos ante el Papa Cayo, para impartir el bautismo.
Cástulo, era esposo de Irene de Roma, una destacada mujer cristiana quien prestaba auxilio y dedicación a los pobres y enfermos, en labores asociadas con San Sebastián. Ambos, fueron reconocidos y venerados por su bondad y caridad. San Marcos y San Marcelino, fueron algunos de los cristianos que oficiaron ritos en las instalaciones imperiales ofrecidas por Cástulo.
Pero como todo, la vida de los cristianos de la época estaba rodeada de riesgos y envidias, así que, siendo denunciado y traicionado por un apostata de su entorno, Cástulo fue detenido y torturado fuertemente, llevándolo a enterrar vivo en la Vía Labicana, en Roma. Su santa esposa Irene, logró rescatarlo de semejante atrocidad.
Sin embargo, poco después, en el año 286, Cástulo fue finalmente ejecutado y su esposa, Irene de Roma, igualmente sufrió martirio en el año 288. Las reliquias de San Cástulo llevaron un recorrido por varios lugares, siendo venerado en distintas regiones de Alemania hasta que descansaron, finalmente, en Landshut, en la Iglesia de San Martín de dicha ciudad,
