Solemnidad de San José. Esposo de la Santísima Virgen María y padre terrenal del niño Jesús, se convirtió, por su fidelidad en cumplir humildemente la delicada y bella misión que Dios le había confiado, en el modelo de las virtudes domésticas y de los humildes quehaceres cotidianos, guardián y protector de la Sagrada Familia. Es el santo que conmemoramos el 19 de marzo.
San José, se presume nacido en la ciudad de Belén, y que era descendiente de la tribu de David, del pueblo judío, siendo un hombre humilde, justo y educado. De oficio carpintero y de alma pura, fue considerado como el protector de los hogares cristianos.
El culto cristiano de la Solemnidad de San José se ha desarrollado bastante tarde en la liturgia católica. Su festividad, que existía en diversos lugares y en fechas diferentes, se fijó durante el siglo XV, en el 19 de marzo, luego, en 1621 se extendió a la iglesia universal como fiesta de precepto. En 1847, el Papa Pío IX designó a San José como Patrono de la Iglesia Universal.
Los pasajes de vigilia y el evangelio de la misa están tomados de los relatos bíblico acerca de la infancia de Jesús, destacándose en ellos lo esencial de cuanto nos han legado los evangelistas acerca de la vida de San José.
En esos pocos hechos, de la vida cristiana, queda expresada la naturaleza humana de San José como un hombre maravillosamente fiel y discreto, quien tuvo la tarea de ser el ferviente acompañante de la santísima Virgen y velar la infancia y primeros pasos en la tierra, del hijo de Dios. Sin duda, una de las más notables y maravillosas tareas que puede haber recibido hombre alguno, por voluntad directa de Dios.
Aludiendo a la vida de San José, considerado cristiano por su cuido y amor hacia su hijo, nos evoca la epístola, la figura de hombre justo, cuya alma, orientada totalmente hacia Dios y colmada de bendiciones, se elevó firme y vigorosa, glorificada por Dios y bendecida por los hombres.