Santa Francisca Romana. Fue una ilustre y santa mujer nacida en Roma en el año 1383, perteneciente a una noble familia, quien, tras haber enviudado, consagró su vida por entero a la ayuda a los enfermos y necesitados, estableciendo hospicios y casas de atención. Es la santa que conmemoramos el 9 de marzo.
Santa Francisca Romana, fue célebre por su extraordinaria bondad y caridad, fue un modelo cristiano a seguir, no solo como mujer, madre y esposa, sino, por su abnegada entrega a la causa de los más pobres y necesitados. Santa Francisca, debido al celo de su familia en conserva tradiciones y normas sociales, fue inclinada por sus padres a contraer matrimonio con un noble italiano, sin embargo, su devoción cristiana y su espiritualidad, nunca le impidieron ejercer y realizar innumerables obras de caridad, así como entregarse a la fe cristiana con absoluta dedicación.
De su matrimonio, tuvo tres hijos y su vida fue relativamente feliz, pero la adversidad tocó a su puerta cuando su marido y cuñado, fueron hechos prisioneros, falleciendo luego, hecho que la llevó a padecer muchas necesidades financieras. Pero el ahínco con el que Santa Francisca afrontaba la fe y su entrega cristiana, la llevó a continuar con su obra caritativa, llegado incluso a convertir su propia casa, en hospicio para la atención de enfermos.
Santa Francisca Romana, como cristiana ejemplar, constituyó una orden religiosa de caridad hacia los pobres, cuya única regla eran los votos de entrega absoluta a Dios y la caridad hacia los más pobres y necesitados. Su obra se llamó Las Oblatas de María, pero luego, la misma gente del pueblo, modificó su nombre al de Las Oblatas de Tor Specchi, en el que se observaba la Regla de San Benito.
Santa Francisca Romana, fue, entre las damas de la nobleza romana del siglo XV, el modelo consumado de la esposa cristiana. Dios la favoreció con la presencia visible de su ángel custodio, con el que conversaba familiarmente y le concedió igualmente el don de la curación. Murió en 1440 y fue sepultada en la iglesia de Santa María la Nueva, llamada después, de Santa Francisca Romana.