San Antonio Abad. Fue un Santo eremita, quien, habiendo nacido de una acaudalada familia egipcia, escuchó el llamado de Jesús y decidió afrontar la vida en absoluta austeridad, despojado de todo bien material, siendo celebrado como padre de los cenobitas. Es el Santo que conmemoramos el 17 de enero.
San Antonio Abad, fue de origen egipcio, nacido, presumiblemente, hacia el año 251. Muchos escritos y referencias lo sitúan como un hombre muy longevo cuya virtud cristiana se manifestó siendo muy joven, cuando decidió, atendiendo a su llamado espiritual, desprenderse de toda su fortuna, heredada de sus padres y entregarla a los pobres y necesitados, tomando la determinación de recluirse como eremita en el desierto.
Contado con aproximadamente 18 años, San Antonio Abad, a fin de vivir en completa soledad, decide apartase y retirarse al desierto. El demonio, tratando de amedrentarle y hacerle abandonar su retiro, se le aparecía de las formas mas repugnantes posibles, tentando su fe y determinación. Ante este rudo combate, siempre mostró San Antonio Abad, un valor increíble para vencer la tentación.
Pronto, la fama de eremita de San Antonio Abad comenzó a ganar discípulos y seguidores, quienes acudían a él en búsqueda de consejos y de una doctrina profunda, amplia y plena de seguridad, pero, sobre todo, madurada en la soledad y en la oración, las cuales constituyeron la base de la ascética cristiana.
San Antonio Abad, mostró una inusual espiritualidad, forjando igualmente el modo de vida eremita, marcando a monjes, místicos y ascetas quienes, en su nombre, lograron la elevación espiritual, inspirada en su absoluta pobreza material y desprendimiento, así como de su vital convencimiento en la entrega a Dios. Se destacó su enfrentamiento contra el arrianismo, ya que fue la única oportunidad en la cual abandonó temporalmente su vida eremita.
Siendo ya muy anciano, San Antonio Abad falleció hacia el año 356, en las laderas del Monte Colzim, cerca del mar rojo, a la edad de 105 años.