San Félix de Nola. Fue un sacerdote nacido hacia el Siglo III, quien debió sufrir gravemente persecución y tortura, bajo el emperador Decio. Es el santo que conmemoramos el 14 de enero.
San Félix de Nola, nació en la pequeña ciudad de Nola, al sur de Italia, siendo hijo de un militar, por el contrario, volcó su vocación cristiana de entrega y predica de la palabra de nuestro señor Jesucristo.
Eran tiempos crueles de persecución, encarcelamiento y torturas a la comunidad cristiana incipiente de la época. Ninguno escapaba de cruentas persecuciones y la suerte de todos, era el martirio, para apostatar y renegar de su fe.
San Félix de Nola, fiel a su vocación religiosa, predicaba y profesaba la fe cristiana por doquier, siendo ordenado sacerdote por San Máximo, Obispo de Nola, quien padeció persecución y falleció producto del agotamiento y la angustia de su persecución. Por su parte, San Félix de Nola, fue quien brindó cobijo y protección a Máximo y a muchos otros cristianos, aun a costa de su propia seguridad.
En su andar y manifestaciones cristianas, San Félix de Nola fue puesto preso, encadenado y vilmente torturado, abandonado en una celda oscura, sin embargo, se cuenta que un ángel liberó las cadenas que lo oprimían y escapó para brindar socorro a otros hermanos víctimas de la persecución de Decio.
Al fallecer Máximo, la comunidad de cristianos clamó por el nombramiento de San Félix de Nola como sucesor y para encargarse de la feligresía creciente, pero este no aceptó y prefirió mantener su vida como presbítero y evangelizador, pasando el resto de sus días viviendo en pobreza extrema, dedicado a la caridad y atención de los más necesitados.
San Félix de Nola falleció en una fecha equivalente al 14 de enero, alrededor del año 250. Su santidad comenzó a ser invocada por campesinos y demás pobladores como Protector del ganado. La tumba de San Félix de Nola fue un lugar de peregrinación muy concurrida en la antigüedad cristiana y en la Edad Media, el culto a este santo se encontraba extendido en todo Occidente.
