Santa Melania la Joven. Fue una mujer aristocrática, proveniente de una familia adinerada y de gran influencia económica en Roma, pero que consagró toda su vida a la entrega y caridad cristianas. Es la Santa que conmemoramos el 31 de diciembre.
Santa Melania la Joven, nació en Roma, a finales del siglo IV, y contrajo matrimonio, siendo aún muy joven, a los 14 años. Su esposo, que a la posteridad se convertiría igualmente en Santo, fue su gran compañero, junto a su madre, en su dedicada entrega cristiana a la bondad y caridad, especialmente, con los pobres y desposeídos.
Fue la vida de Santa Melania la Joven, plena de comodidades, durante sus primeros años, dada su condición económica, descendiente de una familia poseedora de grandes bienes y fortunas. Sin embargo, tras haber estado al borde la muerte en uno de sus partos, se convenció de su verdadera vocación cristiana, decidiendo entregarse al celibato, decisión que fue apoyada por su marido, San Piniano y por su madre, quienes la acompañaron en una surte de peregrinaje por varios lugares.
La vida de Santa Melania, a partir de su entrega al celibato, transcurrió plena de consagración cristiana, dentro de cuyas acciones, decidió desprenderse de todos sus bienes y fortuna, entregando todo a causas de beneficencia y caridad, a la fundación de conventos y monasterios, de los cuales, ella misma se convirtió, tiempo después, en abadesa.
Sus obras de caridad y hospicio a enfermos y necesitados, atrajo a infinidad de jóvenes interesados en iniciar vidas monásticas, de entrega y devoción, que se dedicaron a la atención de los más vulnerables y necesitados. En el año 417, Santa Melania la Joven, se trasladó, en compañía de su esposo y madre a Belén, en Jerusalén, donde permaneció por espacio de 22 años, igualmente dedicada a sus obras de caridad.
Santa Melania la Joven, enviudó en el año 432, lo cual no le impidió continuar con su reconocida labor como cristiana y el 31 de diciembre del año 439, murió en la paz del señor. Su obra y dedicación a la caridad fueron reconocidas, enalteciéndola, al igual que a su esposo, a la condición de Santa.