San John Stone. Fue un presbítero agustino, nacido en Inglaterra, que tuvo la voluntad y determinación de oponerse a un decreto parlamentario, que negaba la autoridad del Papa Romano, a causa de cuya oposición, fue acusado de traición y condenado a muerte. Es el santo que conmemoramos el 23 de diciembre.
Corría el año 1534, en Inglaterra, gobernada por Enrique VIII, miembro de la dinastía Tudor. Este Rey, en su poder desmedido y despiadado, enfrentó a la Santa Iglesia Católica desafiando la autoridad del Papa, como sucesor de Pedro en el Trono de Roma, declarando que la autoridad de su iglesia debía recaer sobre el Rey. Este decreto instauró el Cisma entre la Iglesia Católica y Romana con la Iglesia Anglicana.
Muchos presbíteros, entre ellos, San John Stone, objetó el decreto que, en acomodo a la decisión monárquica, había sido dictado, obligando a todos los súbditos del rey y de la iglesia, a reconocer la figura del Rey como único poder sobre esta.
El desafío a la orden parlamentaria era visto como traición, con acusación que establecía la opción de jurar fidelidad al rey, asumir el destierro o afrontar la cárcel y la muerte. El padre John Stone, se negó a acatar esta orden, jurando fidelidad y obediencia al Papa de Roma, motivo por el cual fue conducido ante las autoridades para ser enjuiciado.
San John Stone, mantuvo su decisión y fidelidad a Roma, por lo que fue encerrado en la Torre de Londres durante doce meses, hasta que finalmente fue condenado a una muerte cruel y deshonrosa, en la ciudad de Canterbury, ahorcado y, posteriormente su cuerpo desmembrado y cocido en una hoguera.
Fue la determinación y voluntad espiritual inquebrantables de San John Stone, lo convirtieron en mártir de la iglesia católica y elevado a la categoría de santo, en el año 1979, por canonización en manos del Papa Pablo VI, junto a otros 39 mártires de Inglaterra que padecieron igual suerte por su decisión de obediencia a la Santa Iglesia Romana.