San Clemente de Roma. Fue el tercer papa de la iglesia católica, en sucesión de Pedro, considerado como padre de la Iglesia y hecho Santo por su prioridad y obra cristiana de difusión del evangelio. Es el Santo que conmemoramos el 23 de noviembre.
San Clemente de Roma, cuya fecha de nacimiento es incierta, pero se presume en la ciudad de Roma, en el siglo I de nuestra era cristiana, gobernó la Iglesia como Papa entre los años 93 y 101.
Su santidad se recrea en su obra y predica de las enseñanzas de nuestro señor Jesucristo y por haber padecido el martirio de los trabajos forzados y castigo por hambre y sed durante su destierro a la ciudad de Crimea, actual Rusia.
De su paso y vida cristianas, se reconoce el haber convertido a muchos paganos al cristianismo y porque, gracias a su inquebrantable fe y fuerza espiritual, se le atribuye el milagro de haber acercado una fuente de agua lejana, en las minas de mármol donde fue confinado a picar piedras, junto a miles de otros cristianos y personas condenadas, que padecían por la falta de agua y el sol inclemente.
San Clemente, oró durante días para que una fuente de agua fuera accesible a sus compañeros de martirio. Sin embargo, al ser obligado a reconocer dioses paganos, San Clemente se negó rotundamente y mantuvo su fe en nuestro único Dios y fiel a la palabra de Jesús, siendo por ello condenado a ser lanzado al mar con una gran pieza metálica atada a su cuello para que su cuerpo, no fuese recuperado y adorado por sus seguidores.
San Clemente, de igual modo, fue reconocido por haber compartido en vida con los apóstoles Pedro y Pablo y haber escrito y dirigido una epístola a los Corintios, considerada como el documento papal mas antiguo conocido, luego de las cartas de San Pedro.
