San Cesáreo de Terracina. Conocido también como San Cesáreo de África, es el santo que conmemoramos el día 1 de noviembre. Fue un diácono de África y muere martirizado en Terracina, al atreverse a denunciar que los paganos sacrificaran a un joven inocente al dios Apolo.
Muy poco se conoce sobre la vida de este santo, más que fue un queridísimo diácono de África, que viajaría hasta Italia y al presenciar cada año las horribles prácticas paganas que iban en contra del buen camino a la santidad, quedaría horrorizado y no dudaría ni un instante en denunciar dichas prácticas ante los paganos, intentando convencerlos de que el verdadero camino de la salvación, era el de Cristo.
El sacerdote pagano, no aceptaría que San Cesáreo se atreviera a juzgar sus prácticas, tomando en cuenta que en aquel entonces, los cristianos eran cruelmente perseguidos, y al enterarse entonces de que se trataba de un cristiano, el sacerdote lo entrega ante el gobernador, quien le da la opción de arrepentirse de sus declaraciones, y le exige adorar a los dioses paganos, negando su fe y renunciando a su amor por Cristo, para luego rendirle tributo al dios Apolo.
Como San Cesáreo era un hombre con fuertes convicciones y verdadero corazón cristiano, se negaría a tales exigencias, y es entonces cuando se le condena a muerte. Se sabe que fue martirizado junto a un presbítero local que tampoco aceptó renunciar a su fe, San Julián. Según cuenta la tradición cristiana, San Cesáreo es arrojado al mar luego de haber sido metido en un saco.
Años más tarde, durante el siglo IV (se cree que Cesáreo vivió por el siglo III), el emperador Valentiniano, sería sanado en un monasterio que se construyó en honor al santo, y desde entonces se declaró la fiesta de este santo el 1 de noviembre, trasladando sus reliquias a Roma, donde actualmente se conservan en la Basílica Santa Croce.