San Gerardo de Brogne. También conocido como San Gerardo de Namur, es el santo que conmemoramos el día 3 de octubre. Fue un abad cristiano de Brogne. Nace en la región de Namur, hoy sería en Bélgica, y trabajaría de manera incansable para lograr implementar la disciplina monástica en Flandes y Lotaringia.
Siguiendo el santo los pasos de su padre, a quien admiraba profundamente, ingresa al ejército, a pesar de que sentía que su noble y humilde corazón, ansiaba seguir un camino mucho más pacífico y cristiano. Sería enviado luego a la corte de Bereguer, donde comienza su formación para convertirse en caballero.
Sin importar lo que hiciera, San Gerardo de Brogne no dejaba de demostrar las bondades de su alma, su amabilidad y obediencia, además, acudía cada vez que podía a la capilla del palacio, donde pasaba largas horas de oración y meditación. Se dice que el conde le tenía gran cariño y confianza, y por esto, solía consultarle muchas veces varios asuntos, pidiendo la opinión del santo.
Finalmente, durante un viaje a París, San Gerardo de Brogne visita el monasterio de San Dionisio, en donde decide retirarse por algún tiempo, y es ahí cuando comprende las necesidades de su alma, y se encuentra ya fascinado con la vida religiosa de los monjes y la idea de la santidad, por lo que decide abandonar todo lo mundano y terrenal, y decide adentrarse en el camino de la salvación y la compañía de Dios en el monasterio.
San Gerardo se convertiría entonces en ejemplo de santidad y virtud. Comenzaría a estudiar de manera dedicada, intentando convertirse en un hombre sabio. Pasado nueve años de su conversión, es ordenado como sacerdote.
Según la tradición cristiana, un día llegó al monasterio una mujer ciega, quien lava sus ojos con el agua que había utilizado el santo para lavar sus dedos durante la misa, y entonces la mujer recupera milagrosamente la vista.