San Hormisdas. Fue el papa nº 52, estaría casado antes de haberse ordenado como sacerdote, y tuvo un hijo, San Silverio, que sería también nombrado papa más adelante. Es el santo que conmemoramos el día 6 de agosto.
Nacido en Campania, San Hormisdas sería diácono del papa San Símaco en Roma. Sería uno de los más nobles, humildes y reconocidos pontífices del siglo VI. Permanecería fiel al papa San Símaco cuando el antipapa Lorenzo pretendía tomar el puesto al ser nombrado por el senador Festo.
San Hormisdas enviudaría antes de ordenarse como sacerdote, y al momento de su elección el año 514, para ser sucesor de San Simaco, estaría consiente de la gran responsabilidad que tendría ahora sobre sus manos, pues le tocaría vivir en una época llena de tensiones entre la iglesia en Oriente y Roma, luego de que ocurriera la caída del Imperio Romano de Occidente.
La principal labor que debió desempeñar este hombre santo, fue la de solucionar la división teologal que se daría entre la Iglesia Oriental de Constantinopla y la Iglesia de Roma, debido a lo que se originó por el llamado Cisma Acaciano, hecho que se dio cuando el patriarca de la Iglesia Oriental de Constantinopla, comenzó a tomar atributos que no le correspondían.
Lo reconocido e increíble de la obra y acción de San Hormisdas, fue el poder de convicción que tuvo al convencer a la gran mayoría de los 250 obispos de la Iglesia Oriental, inclusive al patriarca Juan II de Capadocia, para que estos decidieran por cuenta propia, unirse a la Iglesia Católica Romana.
San Hormisdas no sólo fue un hombre santo, que llevó con seriedad, voluntad y dedicación, una misión que para muchos, sería un acto imposible, pero con el favor de Dios, y su humilde corazón, conseguiría la paz y la armonía, siendo reconocido como un gran ejemplo para todos nosotros ante conflictos y disputas.