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Evangelio del día 05-08-2018, el Evangelio de hoy

EVANGELIO DEL DOMINGO, 5 DE AGOSTO DE 2018:

Conoce el evangelio del día, evangelio de hoy 05 de Agosto del 2018: Primera lectura, el salmo, segunda lectura y el evangelio o palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DEL ÉXODO 16, 2-4; 12-15

En el desierto, los israelitas comenzaron a protestar contra Moisés y Aarón.

«Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto, les decían, cuando nos sentábamos delante de las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Porque ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea».

Entonces el Señor dijo a Moisés: «Yo haré caer pan para ustedes desde lo alto del cielo, y el pueblo saldrá cada día a recoger su ración diaria. Así los pondré a prueba, para ver si caminan o no de acuerdo con mi ley.

«Yo escuché las protestas de los israelitas. Por eso, háblales en estos términos: «A la hora del crepúsculo ustedes comerán carne, y por la mañana se hartarán de pan. Así sabrán que yo, el Señor, soy su Dios».

Efectivamente, aquella misma tarde se levantó una bandada de codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana siguiente había una capa de rocío alrededor de él.

Cuando esta se disipó, apareció sobre la superficie del desierto una cosa tenue y granulada, fina como la escarcha sobre la tierra.

Al verla, los israelitas se preguntaron unos a otros: ¿Qué es esto?». Porque no sabían lo que era. Entonces Moisés les explicó: «Este es el pan que el Señor les ha dado como alimento.

SALMO

SALMO 77

A ti, Señor, elevo mi alma,

Dios mío, yo pongo en ti mi confianza;

¡que no tenga que avergonzarme

ni se rían de mí mis enemigos!

Ninguno de los que esperan en ti

tendrá que avergonzarse:

se avergonzarán los que traicionan en vano.

Muéstrame, Señor, tus caminos,

enséñame tus senderos.

Guíame por el camino de tu fidelidad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,

y yo espero en ti todo el día.

Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,

porque son eternos.

No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud:

por tu bondad, Señor, acuérdate de mi según tu fidelidad.

El Señor es bondadoso y recto:

por eso muestra el camino a los extraviados;

él guía a los humildes para que obren rectamente

y enseña su camino a los pobres.

Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,

para los que observan los preceptos de su alianza.

¡Por el honor de tu Nombre, Señor,

perdona mi culpa, aunque es muy grande!

¿Hay alguien que teme al Señor?

El le indicará el camino que debe elegir:

su alma descansará feliz

y su descendencia poseerá la tierra.

El Señor da su amistad a los que lo temen

y les hace conocer su alianza.

Mis ojos están siempre fijos en el Señor,

porque él sacará mis pies de la trampa.

Mírame, Señor, y ten piedad de mí,

porque estoy solo y afligido:

alivia las angustias de mi corazón,

y sácame de mis tribulaciones.

Mira mi aflicción y mis fatigas,

y perdona todos mis pecados.

Mira qué numerosos son mis enemigos

y qué violento es el odio que me tienen.

Defiende mi vida y líbrame:

que no me avergüence de haber confiado en ti;

la integridad y la rectitud me protegen,

porque yo espero en ti, Señor.

Salva, Dios mío, a Israel

de todas sus angustias.

Explicación del salmo 77

SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS   4, 17; 20-24

Les digo y les recomiendo en nombre del Señor: no procedan como los paganos, que se dejan llevar por la frivolidad de sus pensamientos.

Pero no es eso lo que ustedes aprendieron de Cristo, si es que de veras oyeron predicar de él y fueron enseñados según la verdad que reside en Jesús.

De él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo por la seducción de la concupiscencia, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad.

EVANGELIO DEL DÍA

SAN JUAN 6, 24-35

Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús.

Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo llegaste?».

Jesús les respondió: «Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.

Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello».

Ellos le preguntaron: «¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?».

Jesús les respondió: «La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado».

Y volvieron a preguntarle: «¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?

Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo».

Jesús respondió: «Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo».

Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan».

Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.


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