Santa Ana. Según los cristianos, existió una mujer de nombre Ana, quien en un matrimonio santo con un hombre de nombre Joaquín, serían los padres de la Santísima Virgen María, lo que haría de Santa Ana en la abuela materna de Jesús de Nazaret. Es la santa que conmemoramos el día 26 de julio.
Todo lo que pudiera conocerse de la vida de Santa Ana (Hannah en hebreo) se basa en lo que aparece en los Evangelios apócrifos, los cuales no son admitidos por la iglesia en sus libro canónicos. Aun así, según estos evangelios, Santa Ana sería una mujer proveniente de Belén.
La traducción de su nombre, pudiera revelarse como “gracia”. Dios concedió a esta humilde mujer, una serie de magníficos e inigualables dones y gracias, y entre esos, la haría digna de ser la santa madre de un ser tan puro y humilde, que sería la mujer destinada a recibir en su vientre al Hijo de Dios. Santa Ana guardaba mucha devoción hacia su Dios, cosa que transmitiría a su hija al nacer, y se esforzaba constantemente por honrarlo.
También cuenta la tradición, que Santa Ana pasaría 20 años de su vida siendo completamente estéril, pero aún así, sería buena esposa, fiel a su marido y a los deberes del hogar y para con Dios, y por esta razón, sería recompensada con uno de los seres más puros que pudo pisar la tierra.
La tradición dicta que un día, Joaquín se dirige a ofrecer ofrendas al templo, pero al no tener descendencia, sería rechazado. Joaquín se dirige a la montaña, muy apenado por lo sucedido, pero poniendo todo ese dolor a un lado para hablar con Dios, a quien le rogó que le diera un hijo, y a cambio, él ayunaría durante 40 días y 40 noches, en cambio, Santa Ana lloraba continuamente.
Es entonces cuando un día, un ángel se les apareció a la vez, anunciando que sus ruegos fueron escuchados, y que tendrían un hijo dentro de poco, y Ana promete dedicar a su pequeño bebé al servicio de Dios.
