EVANGELIO DEL LUNES, 09 DE JULIO DE 2018:
Conoce el evangelio del día, evangelio de hoy 9 de Julio del 2018: Primera lectura, el salmo y el evangelio o palabra de Dios.
PRIMERA LECTURA
LECTURA DE LA PROFECÍA DE OSEAS 2, 16; 17B-18; -21-22
Por eso, yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré de su corazón.
ella responderá como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de Egipto.
Aquel día –oráculo del Señor– tú me llamarás: «Mi esposo» y ya no me llamarás: «Mi Baal».
Yo te desposaré para siempre, te desposaré en la justicia y el derecho, en el amor y la misericordia; te desposaré en la fidelidad, y tú conocerás al Señor.
SALMO
SALMO 144
Bendito sea el Señor, mi Roca,
el que adiestra mis brazos para el combate
y mis manos para la lucha.
El es mi bienhechor y mi fortaleza,
mi baluarte y mi libertador;
él es el escudo con que me resguardo,
y el que somete los pueblos a mis pies.
Señor, ¿qué es el hombre para que tú lo cuides,
y el ser humano, para que pienses en él?
El hombre es semejante a un soplo,
y sus días son como una sombre fugaz.
Inclina tu cielo, Señor, y desciende;
toca las montañas para que arrojen humo.
Lanza un rayo y dispersa a tus enemigos,
dispara tus flechas, y confúndelos.
Extiende tu mano desde lo alto,
y líbrame de las aguas caudalosas;
sálvame del poder de los extranjeros,
que dicen mentiras con la boca
y tienen las manos llenas de traición.
Dios mío, yo quiero cantarte un canto nuevo
y tocar para ti con el arpa de diez cuerdas,
porque tú das la victoria a los reyes
y libras a David, tu servidor.
Líbrame de la espada maligna,
sálvame del poder de los extranjeros,
que dicen mentiras con la boca
y tienen las manos llenas de traición.
Que nuestros hijos sean como plantas,
florecientes en plena juventud;
que nuestras hijas se asemejen a columnas,
esculpidas como las de un palacio.
Que nuestros graneros estén repletos
con productos de todas las especies;
que nuestros rebaños se reproduzcan a millares
en todas nuestras praderas.
Que nuestros bueyes estén bien cargados,
que no haya brechas ni aberturas en los muros
ni gritos de angustia en nuestras plazas.
¡Feliz el pueblo que tiene todo esto,
feliz el pueblo cuyo Dios es el Señor!
EVANGELIO DEL DÍA
SAN MATEO 9, 18-26
Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: «Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá».
Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
Entonces de le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: «Con sólo tocar su manto, quedaré curada».
Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: «Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado». Y desde ese instante la mujer quedó curada.
Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo:
«Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme». Y se reían de él.
Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó.
Y esta noticia se divulgó por aquella región.