Santa Digna, Mártir de Córdoba. Fue una religiosa contemplativa, que sería martirizada hasta ser finalmente degollada un 14 de junio, en el siglo IX, siendo este el día en el que la Iglesia Católica, la celebra como santa junto a los otros mártires de Córdoba: San Anastasio y San Félix.
Entre los del grupo de los mártires de Córdoba, Santa Digna sería la única valiente mujer, una monja que se encargaba hasta el momento de los monjes tavanenses. Se dice que un día, se le aparecería Santa Águeda, una mártir de Catania del siglo III.
Digna le pregunta a la santa el motivo de su visita, a lo que esta le responde ofreciéndole un ramo de flores: “En otros tiempos, yo padecí grandes tormentos en nombre de Cristo. Hoy vengo a hacerte entrega de estas flores purpúreas. Recíbelas y pelea con valor, pues las otras que me reservo, las voy a dar a las que después de ti saldrán de aquí”.
Desde ese instante, Santa Digna tendría el deseo de demostrar su valor y su pasión por Cristo, y al enterarse de la ejecución de San Anastasio y San Félix, encontraría la ocasión que buscaba.
Salió de su monasterio y se presentaría ante el juez, a quien le reprocha abiertamente los asesinatos cometidos hacia los cristianos: “Acaso, porque somos adoradores de Dios y veneramos a la Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo y verdadero Dios y porque todo lo que se opone a esta verdad, no sólo lo negamos sino que lo detestamos, maldecimos y execramos, ¿se nos da muerte por esta causa?”.
Debido a las valientes palabras de Santa Digna, consiguió molestar a las autoridades musulmanas de la Córdoba emiral. Ante esto, el juez, molesto e impaciente, la entrega a sus verdugos, y ordena que la santa sea degollada.
Estos son los mártires que cumplen con el verdadero sentido de la palabra, aquellos que padecen la muerte violenta por no renegar su fe, y por decidir practicar y predicar abiertamente el cristianismo.
