San Medardo de Noyón, es el Santo que celebramos el 8 de junio. Fue un sacerdote y obispo nacido en Salency, población francesa, presumiblemente en el año 456.
Aunque los datos históricos sobre su persona son bastante escasos, existe una gran variedad de historias en torno a su vocación religiosa y una cantidad de fábulas que lo ubican, no sólo como un extraordinario sacerdote, sino como un destacado predicador de las enseñanzas cristianas.
San Medardo, es reconocido como uno de los prelados más destacados e ilustres de la iglesia católica francesa, recibiéndose como sacerdote a los 33 años. A pesar de haber padecido invasiones de los bárbaros, que lo llevó a trasladar y establecer su diócesis en Noyón, su obispado se destacó por su infinita bondad hacia los pobres y necesitados.
San Medardo es igualmente reconocido por haber dedicado su vida a la evangelización y por haberse propuesto apartar a su pueblo y feligresía de las supersticiones, del paganismo y la ignorancia, para canalizarlos a la vocación cristiana.
Gozó de gran afecto entre la feligresía de su tiempo y al haberse dado a conocer innumerables historias en torno a su santidad y bondad, San Medardo fue ampliamente venerado en la región francesa y otros lugres, siendo destacadas la fabula del ladrón de ganados, que robó una res a Medardo y finalmente optó por regresarla, recibiendo del Santo una ilustre lección sobre la conciencia del bien y el mal, y así como esta, muchas otras.
Todo este sincretismo, hace de San Medardo una referencia obligada de fe y devoción que lo llevó a ser considerado, entre otras advocaciones, como protector de la realeza francesa y, más en contacto con la feligresía, como patrono de leñadores, agricultores, incluso, tras su fallecimiento, el 8 de junio del año 560, sus restos fueron trasladados a la Abadía de Soissons, para ser venerado.
