Santa Luisa de Marillac. Nacida un 12 de Agosto del año 1591, queda huérfana a la corta edad de 14 años, sintiendo desde ese preciso momento una creciente necesidad por seguir un camino más espiritual y religioso, aunque debido a su delicada salud, no sería aceptada en el convento. Es la santa que festejamos el día 9 de mayo.
Termina por casarse con un hombre llamado Antonio Le Grass, quien era para entonces, secretario de la reina de Francia, María de Médicis, y gracias a la bondad y gran amabilidad de la que gozaba Santa Luisa, sería un ejemplo perfecto de esposa, fiel y amorosa, logra transformar a su marido quien era conocido por su carácter duro y violento, conseguiría que él le acompañara durante sus oraciones y plegarias.
Con el tiempo, Dios le concede a su amago hijo, a quien amó incondicionalmente y educó en la fe católica ya desde muy pequeño. Pero a la edad de 34 años, Santa Luisa queda viuda, y a pesar del dolor de haber perdido a su esposo, decide consagrarse en vida a Dios, y con el tiempo, tendría además la dicha de tener como guías espirituales al famosísimo San Francisco de Sales y a San Vicente de Paúl.
Este último, lograría formar importantes grupos de mujeres que estaban dedicada a la asistencia de los más pobres y necesitados, y se dedicaban también a la ayuda a los enfermos y educar a los ignorantes. Pero ocurría entonces que cada vez que San Vicente debía alejarse de estos grupos por un tiempo, el entusiasmo bajaba y disminuían las misiones por la falta de coordinación.
Ahí actúa Santa Luisa de Marillac, quien de manera voluntaria, se ofrece a coordinar estos grupos, animándolos constantemente a cumplir con su misión divina con Dios, recorriendo el país para ofrecerle ropas, educación y medicina a los más necesitados.
Santa Luisa fallece luego de una muy dolorosa enfermedad un 15 de Marzo de 1660, siendo declarada años después por El Sumo Pontífice Juan XIII, como Patrona de los Asistentes Sociales.