San Alejandro I, Papa y Mártir. Llegó a convertirse en el sexto Papa nombrado por la Iglesia Católica, desde el período del año 106 hasta el día de su muerte, aunque las fechas que corresponden a su pontificado, aún son debatibles. Es el santo que celebramos el día 3 de Mayo.
Se puede afirmar que San Alejandro I fue de origen romano, y según dicta la tradición cristiana, sería la persona que llegó a implementar el uso del agua bendita, a la cual se le añadiría sal para purificar en aquella época las casas donde vivían los cristianos. También incluye el pan ácimo y vino mezclado con agua.
Se tiene muy poco información que pueda comprobarse de la vida de San Alejandro I, entre distintos datos, se cree que pudo haber sufrido por el martirio de ser decapitado junto a san Evencio y San Teódulo, aunque esta información también resulta debatible entre los historiadores expertos.
En el siglo XIX, descubren en Nomentana los restos de tres personas que habían sido decapitadas, y si bien se creía en aquel entonces que estos cuerpos correspondían a Alejandro I y sus otros dos compañeros, se cree que pudo haberle pertenecido a otro santo que se identificaba también bajo el nombre de Alejandro.
Gracias a su gran elocuencia al momento de predicar, se dice que llegó a convertir a muchos senadores y un gran parte importante de la nobleza de Roma. Esta misma tradición indica que al haber logrado convertir a un prefecto de nombre Hermes, junto a toda su familia, el gobernador Aureliano lo manda a poner preso.
En prisión, Alejandro I consigue realizar diversos milagros, especialmente se dice que mientras permanecía aherrojado, durante una noche de oración, un niño se aparece frente a él con un hacha encendida entre sus manos, lo libera y le dice: “Sígueme, Alejandro” y entendiendo que se trataba del ángel del Señor, lo llevó fuera de la cárcel a la casa de Quirino, donde se encontraba preso Hermes, quien pedía también en sus oraciones ver a Alejandro I.