San Francisco Solano Jiménez. Famoso fraile y sacerdote franciscano español, el cual se dirige a misionar por Perú, lugar donde vivió durante 20 años hasta el día de su muerte y se encargaría de educar a los aborígenes dentro de la fe cristiana. Es el santo que festejamos el día 18 de abril.
Siendo atraído por la vida cristiana de la comunidad Franciscana, San Francisco Solano estudia con los Jesuitas, aprendiendo de su vida de pobreza y sacrificios en nombre de la religión, ejerciendo sus primeros años de sacerdocio predicando por España la palabra del Señor, consiguiendo para entonces innumerables conversiones por parte de los pecadores.
Luego de haber sido rechazada su petición para viajar al África a misionar, el rey Felipe II pide a los franciscanos a viajar a Sudamérica, misión que San Francisco Solano acepta gustoso para de esta forma, conseguir extender su fe por estas lejanas tierras, y de esta forma, terminan por llegar a Lima.
San Francisco Solano recorre este continente durante unos largos 20 años, dedicándose a la conversión de los indios, y se sabe que realizaría sus viajes por estas tierras a pie, desde Lima hasta Tucumán (Argentina) e incluso las pampas y el Chaco Paraguayo. Durante estos viajes, Francisco aprende también el lenguaje de los nativos, y sus costumbres, facilitando el momento de su conversión y para transmitir sus sermones.
Lo más impresionante de los viajes de San Francisco Solano, era la facilidad con la que lo aceptaban muchas tribus de indios. Incluso las más belicosas y opuestas a los conquistadores, lo recibían y escuchaban sus sermones atentamente. Dios le había obsequiado el don de la palabra y la gracia para conseguir la simpatía de todos sus oyentes.
Según la tradición, un Jueves Santo mientras predicaba en La Rioja (Argentina), un grupo de indios salvajes se acercarían a atacar a la población, y mientras todos asumían una posición de defensa, San Francisco Solano saldría sólo con su crucifijo en mano y hablaría en la lengua de los nativos, quienes desistieron del ataque y aceptaron ser evangelizados y bautizados en la fe católica.