San Pedro Damián. Cardenal de la iglesia católica que nace en Italia para el año 1007, en Ravena. Llegó a perder a sus padres siendo este aún bastante pequeño y queda bajo el cuidado de uno de sus hermanos. Es el santo que celebramos el día 21 de febrero.
San Pedro Damián ya se dedicaba a la oración siendo muy joven, acostumbraba a invitar a los pobres y necesitados a su mesa y era él mismo quien les servía personalmente. Años más adelante, comenzaría su vida monacal con los benedictinos de la reforma de San Romualdo.
Realizaba incontables penitencias para dominar sus bajas pasiones, por ejemplo, una correa con espinas debajo de su camisa (cilicio) y también se azotaba mediante la oración, en otras ocasiones, acostumbraba a ayunar con sólo pan y agua. Aunque más adelante, su cuerpo muy debilitado, comenzaría a sufrir de insomnio, por lo que entendería que sus castigos no debían de ser tan severos, y aprendió sobre la paciencia para acercarse a Dios.
Cuando muere el Abad, San Pedro Damián tomaría su puesto como director de la comunidad. Funda para entonces otras cinco comunidades para los ermitaños y le pediría a los monjes que se enfocaran en fomentar el espíritu de retiro, la humildad y la caridad.
Este santo fue conocido por su gran severidad, pero igualmente, era lo suficientemente sabio para tratar a los pecadores con indulgencia y bondad cuando se le era requerido. Durante sus ratos libres, ocupaba su tiempo fabricando cucharas de madera y diversos utensilios, para evitar la ociosidad.
En un momento, el Papa Alejandro II enviaría a San Pedro Damián a que fuera a resolver un problema con un excomulgado que habría cometido algunas atrocidades. A pesar de haber legado al tiempo de que el Prelado ya había fallecido, logró convertir a sus cómplices, además de imponerles una justa penitencia.
Años más tarde, San Pedro Damián cae severamente enfermo por una fiebre bastante aguda, partiendo finalmente a la casa del Padre un día 22 de febrero de 1072
