San Ildefonso de Toledo. Llegó a ser arzobispo de Toledo para el año 657 hasta el 667, y además ha sido considerado uno de los padres de la Iglesia. Unificó la liturgia en España y también llegó a escribir obras muy importantes, particularmente sobre la Santísima Virgen María. Es el santo que celebramos el día 23 de enero.
San Ildefonso nació en Toledo, España no se sabe realmente si para el año 606 o el siguiente. A inicios de su adolescencia, fue enviado a Sevilla para estudiar en la Escuela de San Isidoro, donde profundizaría sus conocimientos en las ramas de la filosofía y humanidades. Más adelante, Ildefonso decidiría tomar el camino por la vida monástica, y con el tiempo, sería elegido Abad de Agalia.
Se cuenta que una noche de diciembre, San Ildefonso se encontraría en compañía de sus clérigos y otros miembros de la iglesia para ir a cantar en honor a la Virgen. Al llegar, se percatarían que la iglesia comenzaba a brillar con una gran luz deslumbrante, todos saldrían huyendo, menos el santo y dos de sus diáconos. Decidieron entonces acercarse al altar, donde se encontraron con María, la Inmaculada Concepción.
La vieron entonces sentada en la silla del obispo, acompañada de vírgenes que entonaban al unísono cantos celestiales, y luego, la Santísima Virgen les haría una señal para que Ildefonso se acercara hasta ella. Al hacerlo, la Virgen le regaló una casulla, le explicaría entonces que sólo debía utilizarla en los días festivos que estuvieran destinados a su honor.
Esta aparición, junto con la casulla, fueron tan evidentes que, en el Concilio de Toledo, se fijaría especialmente un día para celebrar y perpetuar la memoria de este día. Dentro del Acta Sactorum, mencionan este hecho como El Descendimiento de la Santísima virgen y de su Aparición.
