San Remigio de Reims. Se distinguió por su sabiduría, santidad y milagros. Su episcopado llegaría a durar más de setenta años, lo cual lo haría famoso dentro de la iglesia católica. Es el santo que recordamos el día 13 de enero.
San Remigio se encargaría en un momento de educar en la religión al rey de los franceses, Clodeveo, era pagano y no aceptaba convertirse, a pesar de que su esposa, Santa Clotilde rezaba constantemente por él y le recomendaba la conversión. Sucedió entonces un día que los germanos atacaron con un gran ejército a los francos y Clovedo saldría con sus soldados a la batalla por la defensa de la patria. Al despedirse de su esposa, esta le diría: “Si quiere obtener la victoria, invoque al Dios de los cristianos. Si tiene confianza en Él, nadie será capaz de derrotarlo”.
El rey entonces prometería convertirse si llegaba a conseguir la victoria. Y en medio de la batalla, oraría: “Oh Cristo, a quien mi esposa invoca como hijo de Dios. Te pido que me ayudes. Creo en Ti. Si me salvas de mis enemigos, recibiré el bautismo y entraré a tu religión”. Ese día, los franceses obtendrían la victoria, y el rey cumpliría su promesa.
Ante esto, su esposa mandó a llamar a San Remigio, pues tenía fama de sabio y santo, y le pediría entonces educar al rey dentro de la doctrina cristiana. El rey afirmó que sería difícil convencer al pueblo de abandonar a los antiguos dioses, pero intentaría seguir las instrucciones de San Remigio.
San Remigio dedicó todo su empeño en enseñar la religión al rey y a todos los que se iban a bautizar junto con él. El resto de su vida, San Remigio se dedicaría a instruir al pueblo y en ayudar al prójimo, además combatía a los herejes que enseñaban doctrinas equivocadas. Dios también le concede a este santo realizar curaciones y anunciar el futuro.