Santa Anisia Mártir. Fue una joven cristiana, huérfana de madre y padre, pero dueña de una gran fortuna que utilizó en beneficio a los pobres. Se consagró al cuidado de los enfermos en Tesalónica, Grecia. Un soldado intentaría hacerla apostatar, pero ella le escupiría en el rostro, esto sería la causa de su martirio. Es la santa que celebramos y recordamos el 30 de diciembre.
En los tiempos del gobernador Ducisio, se desataría una cruel persecución en Tesalónica, la cual sería un intento de impedir que los cristianos llevasen a cabo sus asambleas religiosas, cualquiera tenía el derecho a matar a un cristiano impunemente.
Santa Anisia era una joven con una increíble fortuna que dedicaría a los pobres y enfermos; liberó también a todos sus esclavos, vendería sus estancias y dedicaría su vida al servicio del prójimo. Un día en el que Santa Anisia decidió asistir a una de estas asambleas religiosas, sería detenida por uno de los guardias del emperador, que le preguntaría en el momento hacia dónde se dirigía
La santa, asustada, realizaría la señal de la cruz en su frente, atrayendo a más guardias que comenzarían a cuestionarla insistentemente, y en la insistencia de preguntarle “¿Quién eres?” Santa Anisia respondería ahora tranquilamente: “Soy esclava de Cristo y voy a mi iglesia”. Ante tal comentario, el guardia la tomaría de sus ropas para obligarla a asistir al templo pagano que se encontraba cerca, y ese día era la adoración del dios del Sol. Por la brutalidad con la que fue arrastrada, Santa Anisia lucha por zafarse del guardia, y terminaría por escupirle en el rostro.
El guardia se enojaría de tal manera que terminó por desenvainar su espada y atravesó a la santa que cayó muerta en el suelo. Los cristianos encontrarían su cuerpo y sería enterrada por ellos; al final de la persecución, se construyó una capilla sobre su tumba.