San Modesto. Este santo que celebramos el día 18 de diciembre, es recordado especialmente por haberse encargado de restaurar los templos de los Santos Lugares en Jerusalén, luego de los destrozos por parte de los persas.
El pagano rey persa Cosroes, quien era enemigo declarado de la religión católica, invadiría Tierra Santa en Palestina en el año 600, y ayudado por los judíos y samaritanos, fue quemando y destruyendo todo aquello que perteneciera al catolicismo: casas religiosas, templos, altares, etc. Mandaría también a asesinar y perseguir cruelmente a millares de cristianos en Jerusalén. A muchos los vendería como esclavos, y a otros, los desterró sin piedad.
San Modesto era un superior de uno de los conventos que se encontraban en Tierra Santa, a quien Dios encomendaría la misión de reconstruir los templos. Heráclito, quien sería para entonces el nuevo gobernante, lograría alejar a los persas de la ciudad, por lo que San Modesto aprovecharía la oportunidad de comenzar su proyecto de reconstrucción encomendado por Dios.
Primero, San Modesto reconstruye el templo del Santo Sepulcro, seguiría con el de Getsemaní, el Cenáculo y muchos más. La gente colaboraba igualmente con la misión del santo, incluso el arzobispo de Alejandría, en Egipto, enviaría mil cargas de harina para ofrecerle a los obreros, mil trabajadores, mil bestias de carga y hasta mil láminas de hierro. Algo así le ofrecería el resto.
Cuando el emperador Heráclito de Constantinopla logra terminar de destruir a Cosroes, y quitarle la santa cruz que habría robado anteriormente de Jerusalén, decidiría nombrar a San Modesto como nuevo Patriarca Azobispo de Jerusalén, ya que el anterior al puesto, San Zacarías, habría sido expulsado durante la guerra con los persas, y moriría en el desierto.
San Modesto continuaría con su misión de manera incansable, pero un día sería envenenado por unos perversos que intentarían robarle los tesoros que llevaba.