San Lázaro de Betania. Es el santo que festejamos el día 17 de diciembre, hermano de María y Marta de Betania. Nació un Betania, un pueblo ubicado a las afueras de Jerusalén. Su fama viene de la historia que se narra en el Evangelio de Juan (11:41-44) donde hablan de que habría sido revivido por Jesús. Gracias a esta historia, su nombre ha sido utilizado como sinónimo de resurrección.
San Lázaro era el jefe de un hogar en donde Jesús se sentía verdaderamente amado y recibido, se alojó al menos en tres ocasiones en donde Lázaro y consideraba su hogar como propio, ya que el Redentor no poseía casa en aquel tiempo, ni una piedra donde recostar su cabeza. Este hogar es un símbolo de importancia para los cristianos, ya que se convirtió en el hogar donde Jesús encontraba descanso, cariño y se sentía amado, después de las tensiones que debía vivir por su labor de salvación mundial.
Un día enferma San Lázaro, sus dos hermanas enviarían un mensajero a un sitio lejano donde en ese momento se encontraba Jesús: “Aquel a quien Tú amas, está enfermo”. Este simple mensaje, expresaría con pocas palabras la especial amistad entre Lázaro y Jesús, pues era seguro que Él iría a verle, y sólo así, se libraría de su muerte. Jesús aparecería luego de cuatro días de la muerte de San Lázaro, sus hermanas entre lágrimas contaban como su hermano, aún en su agonía, pedía ver a su mejor amigo Jesús.
«Yo soy la resurrección y la Vida. Los que creen en Mí, no morirán para siempre». Luego de estas palabras, Cristo comenzaría a llorar por la muerte de su amigo. Finalmente, Jesús le diría frente al sepulcro de San Lázaro: “¡Lázaro, yo te mando: sal fuera!” y entonces, Lázaro, quien tenía ya cuatro días de muerto, recobró la vida ante los ojos de todos, y sale completamente sano del sepulcro.