San Dámaso I, fue un Papa de origen hispano y se haría famoso por sus esfuerzo en defensa de la fe y la unidad de la Iglesia en tiempos de importantes herejías y cismas. También sería un gran promotor del culto a los mártires y llamado el “Papa de las catacumbas”. Celebramos a este santo el día 11 de diciembre.
San Dámaso I era de familia española. Llegó a ser secretario de los Pontífices San Liberio y San Félix. Cuando fue elegido Papa, ya para el año 366, haría honor a su nombre, el cual significa “domador” porque tendría que sofocar una sangrienta rebelión que en Roma se levantó en su contra.
Su secretario para entonces, San Jerónimo, se encargaría de traducir la Santa Biblia al idioma popular, y esta traducción que fue llamada «La Vulgata” es la que llegó a emplear la Iglesia Católica durante 15 siglos completos. San Jerónimo diría que San Dámaso I: «Era un hombre puro, que fue elegido para dirigir a una Iglesia que debe ser pura».
San Dámaso I escribiría los epitafios sobre las tumbas de los mártires en las catacumbas (o subterráneos de Roma), estos epitafios se han conservado muy bien, y mucho de lo que sabemos de algunos santos, se debe a lo que él llegó a escribir sobre sus tumbas.
El santo también escribiría su propio epitafio, el cual diría: «Yo, Dámaso, hubiera querido ser sepultado junto a las tumbas de los santos, pero tuve miedo de ofender su santo recuerdo. Espero que Jesucristo que resucitó a Lázaro, me resucite también a mí en el último día». También se le atribuye al santo haber incluido en las oraciones de los católicos “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén».