Evangelio del Jueves, 23 de Noviembre de 2017:
Conoce el evangelio del día, evangelio de hoy 23 de Noviembre del 2017: Primera lectura, el salmo y el evangelio o palabra de Dios.
Primera lectura
Libro de Macabeos 2, 15-29
Si ustedes necesitan alguno de estos escritos, manden a alguien que los venga a buscar.
Les escribimos esto, próximos a celebrar la purificación del Templo; también ustedes hagan lo posible por celebrar estos días.
El Dios que salvó a todo su pueblo y concedió a todos la herencia, el reino, el sacerdocio y la santificación,
como lo había prometido por medio de la Ley, ese mismo Dios –así lo esperamos– tendrá compasión de nosotros y nos reunirá en el Santuario, desde todas las partes de la tierra. Porque él nos ha librado de graves males y ha purificado el Lugar santo.
La historia de Judas Macabeo y sus hermanos, de la purificación del gran Templo y de la dedicación del altar,
así como las guerras contra Antíoco Epífanes y su hijo Eupátor,
y las manifestaciones celestiales a los que combatieron valerosamente en favor del Judaísmo –los cuales, siendo tan pocos, saquearon todo el país, expulsaron las hordas extranjeras,
recuperaron el Santuario célebre en todo el mundo, liberaron la ciudad y restablecieron las leyes que estaban en peligro de ser abolidas, porque el Señor, en su gran benignidad, se mostró propicio con ellos –
todo esto ha sido expuesto en cinco libros por Jasón de Cirene, y nosotros intentaremos resumirlo en uno solo.
En efecto, teniendo en cuenta la enorme cantidad de cifras y la dificultad que encuentran, por la amplitud de la materia, los que desean sumergirse en los relatos de la historia,
hemos procurado ofrecer un relato ameno para los aficionados a la lectura, práctico para los que quieren grabar los hechos en su memoria y útil para todos indistintamente.
Para nosotros, que hemos asumido la penosa tarea de hacer este resumen, la obra no ha sido fácil, sino que nos ha costado muchos sudores y desvelos,
como no es cosa fácil preparar un banquete, tratando de complacer a todos. Sin embargo, soportamos con gusto esta molestia para utilidad de muchos,
dejando al autor el examen detallado de cada hecho, para esforzarnos nosotros por seguir las reglas de un resumen detallado de cada hecho, para esforzarnos nosotros por seguir las reglas de un resumen.
Porque así como al arquitecto de una casa nueva, le corresponde preocuparse de toda la construcción, en tanto que los decoradores y pintores sólo se ocupan de la ornamentación, pienso que lo mismo sucede con nosotros:
Salmo
Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Salmo.
Oigan esto, todos los pueblos;
escuchen, todos los habitantes del mundo:
tanto los humildes como los poderosos,
el rico lo mismo que el pobre.
Mi boca hablará sabiamente,
mis reflexiones serán muy sensatas.
Voy a inspirarme para componer un proverbio,
revelaré mi enigma al son de la cítara.
¿Por qué voy a temer en los momentos de peligro,
cuando me rodea la maldad de mis opresores,
de esos que confían en sus riquezas
y se jactan de su gran fortuna?
No, nadie puede rescatarse a sí mismo
ni pagar a Dios el precio de su liberación,
para poder seguir viviendo eternamente
sin llegar a ver el sepulcro:
el precio de su rescate es demasiado caro,
y todos desaparecerán para siempre.
Cualquiera ve que mueren los sabios,
necios e ignorantes perecen por igual,
y dejan a otros sus riquezas:
la tumba es su residencia perpetua,
su morada por los siglos de los siglos,
por más que hayan poseído muchas tierras.
Ningún hombre permanece en la opulencia,
sino que muere lo mismo que los animales:
este es el destino de los que tienen riquezas,
y el final de la gente insaciable.
Serán puestos como ovejas en el Abismo,
la Muerte será su pastor;
bajarán derecho a la tumba,
su figura se desvanecerá
y el Abismo será su mansión.
Pero Dios rescatará mi vida,
me sacará de las garras del Abismo.
No te preocupes cuando un hombre se enriquece
o aumenta el esplendor de su casa:
cuando muera, no podrá llevarse nada,
su esplendor no bajará con él.
Aunque en vida se congratulaba, diciendo:
«Te alabarán porque lo pasas bien»,
igual irá a reunirse con sus antepasados,
con esos que nunca verán la luz.
El hombre rico no reflexiona,
y muere lo mismo que los animales.
Evangelio del día
San Lucas 19, 41-44
Cuando estuvo cerca y vio la ciudad, se puso a llorar por ella,
diciendo: «¡Si tú también hubieras comprendido en ese día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos.
Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes.
Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios».