Santa Rosa Filipina Duchesne, nacida en Francia y bautizada en la iglesia de San Luis, bajo el nombre de San Felipe apóstol y el de Santa Rosa de Lima. Se convertiría en la primera santa del nuevo continente y su fiesta se celebra el 18 de noviembre.
La comunidad francesa se llegó a dispersar durante la época de la Revolución, por lo que Filipina dejaría el convento y regresaría junto con su familia, y ahí se dedicaría a su vida como misionera, cuidando a los presos y a todos los que sufría.
Cuando Filipina escuchó hablar de la Sociedad del Sagrado Corazón, habría pedido a la fundadora Magdalena Sofía Barat que le permitiera ser admitida, ofreciendo su monasterio. Finalmente, después de la visita de Sofía a Ste. Marie, recibiría a Santa Rosa Filipina Duchesne y a sus compañeras como novicias de la Sociedad.
Este nuevo camino, alimentaría el entusiasmo de Santa Rosa Filipina Duchesne su deseo de ir a las misiones. Se sentía atraída por la idea por la idea de servir en el nuevo continente. Finalmente, en 1818, su sueño se vería realizado. El Obispo del territorio de Louisiana buscaba una congregación de religiosas para ayudarle a evangelizar a los niños franceses e indios de su diócesis.
En el nuevo continente, Santa Rosa Filipina Duchesne trabajaría sin cansancio. Abriría junto con sus compañeras la primera escuela gratuita al oeste de Mississippi y alcanzaría su otro sueño de poder asistir a los indios americanos a sus 72 años de edad. A pesar de presentar signos de enfermedad, Filipina insistiría en cumplir su misión.
Sólo logró pasar un año entre los Potawotamies, ellos la terminaron por bautizar como “La mujer que siempre reza” sus largas horas de contemplación, inspirarían a los indios de la zona. Santa Rosa Filipina Duchesne muere en Missouri el 18 de noviembre de 1852.
