Noticias Cristianas. En la mañana de hoy, durante la Audiencia General en el Vaticano, el Papa Francisco explicaría que las condiciones para encontrarse con Dios durante la eucaristía serían: ser humildes y dejarse sorprender por Dios.
Aprender a ser niños y fiarse del Señor, condiciones para el encuentro con Dios
Durante la segunda catequesis del Papa Francisco sobre la Santa Misa, señalaría que la Misa es oración, además de la oración por excelencia. “Es el encuentro de amor con Dios mediante su Palabra y el Cuerpo y la Sangre de Jesús”.
Es por esto que el Papa nos explicaría que la humildad y la confianza, se convierten en condiciones esenciales para recibir al Señor. Nos invita a volver a ser niños, en el sentido que los niños saben fiarse, saben que alguien más se preocupa por ellos y se dejan cuidar por esa persona. Esta sería una de las principales condiciones que nos une con Dios.
Como segunda condición para recibir a Dios en nosotros, y nuevamente, tendría que ver con volver a pensar en nosotros como niños, las condiciones serían dejarnos sorprender, dejarnos maravillar. “En nuestra relación con el Señor, en la oración, ¿Nos dejamos maravillar? ¿Nos dejamos sorprender? Porque el encuentro con el Señor es siempre un encuentro vivo”.
El Pontífice nos invita a rezar para formar diálogo con Dios
“Los Evangelios nos muestran a Jesús que se retira a un lugar aparte para rezar; los discípulos, viendo su íntima relación con el Padre, sienten el deseo de poder participar, y le piden: ‘Señor, enséñanos a rezar’. Jesús responde que la primera cosa necesaria para rezar es saber decir ‘Padre’, es decir, ponerse en su presencia con confianza filial. Pero para poder aprender, es necesario reconocer humildemente que necesitamos ser instruidos, y decirlo con sencillez: enséñame a rezar, Señor”. Explica el Papa.
Francisco declararía que la oración trata de un momento íntimo con Dios, la forma más sincera y humilde para acercarnos a Él con nuestra palabra, esto implicaría saber permanecer en silencio. Del silencio la Palabra de Dios resuena en nuestro corazón.
