San Leandro de Sevilla, fue arzobispo de Sevilla en el año 578, está considerado como uno de los grandes impulsores del catolicismo en la España visigoda, además que, gracias a él, se acostumbra a rezar el Credo en la Misa, y es el santo que festejamos el 13 de noviembre.
De niño, San Leandro era un pequeño de gran alegría y muy simpático, con una impresionante habilidad para hablar en público y rápidamente decidiría entrar en un convento, en el que se dedica a la oración y al estudio de la palabra.
Al salir del convento debido a la muerte del obispo de Sevilla, el pueblo y el clero lo nombran como nuevo prelado de la ciudad andaluza. Así, desde su primer día, San Leandro se dedicaría a la conversión de los arrianos.
Leandro conseguiría convertir a varios herejes, y también intentaría convertir a Leovigildo, rey de los visigodos, pero fallaría en su intento; sin embargo, lograría convertir el corazón del hijo del rey, Hermenegildo. El rey al enterarse de esto, ordenaría a matar a su hijo, quien gustosamente aceptó su destino para no renunciar a su verdadera fe.
El rey culparía a San Leandro de haber convertido a su hijo y ordenaría su destierro, pero el mismo se arrepentiría de sus injusticias con San Leandro y manda a llamarlo de vuelta a España, para luego dejarle a su hijo Recaredo, futuro rey de España, para que se dedicara a educarlo. Por lo que este acto provocaría la conversión de Recaredo, y posteriormente, la conversión del resto de jefes arrianos, además de la conversión de toda España. El Papa nombraría a San Leandro arzobispo.
San Leandro sufría de gota, padecimiento que soportaría con heroicidad por todos sus años de servicio. Muere entonces en el año 596. Fue canonizado y declarado doctor de la Iglesia.