Santa Isabel de la Trinidad, nombre original Elizabeth Catez, fue una religiosa y mística francesa que pertenecía a la Orden de los Carmelitas Descalzos y es la santa que festejamos el día 9 de noviembre.
Santa Isabel de la Trinidad habría nacido un 18 de julio del año de 1880, en una base militar en Avor, en Francia y fue bautizada unos cuatro días después de su nacimiento. El padre de Elizabeth muere repentinamente cuando ella tenía apenas unos siete años de edad.
Al momento de realizar su primera comunión, Santa Isabel de la Trinidad se comprometería a cambiar su temperamento a uno más calmado y tranquilo, comenzando a practicar una abierta relación con Dios. Entró al coro de la parroquia y comenzó a realizar obras por caridad, como asistir a los enfermos y enseñar el Catecismo a los niños que trabajaban en las fábricas.
Santa Isabel de la Trinidad realiza un voto de virginidad al sentir el llamado a la vida religiosa, cosa a la que su madre se opuso. Elizabeth rechazó numerosas propuestas de matrimonio por querer seguir el llamado divino; finalmente entraría en el Carmelo de Dijón el 2 de agosto de 1901.
Elizabeth adoptaría el nombre de Isabel de la Trinidad al momento de vestir con el hábito religioso. Su unión con la Santísima Trinidad crecería en las profundidades de su santa alma. Siguiendo el ejemplo de María, ella aprendería a celebrar la presencia de Dios vivo y hacer cada día la voluntad del Señor.
Santa Isabel de la Trinidad muere a la edad de veintiséis años, por causa de la enfermedad de Addison. Isabel nunca se desanimó ante esto, sus últimas palabras fueron: “¡Voy al encuentro de la Luz, del Amor, de la Vida!”. Decía Santa Isabel de la Trinidad que todo aquello era “un gran don”.