San Ernesto de Zwiefalten, su nombre significa “fuerte en el combate”. Fue Abad del Monasterio de benedictino de Zwiefalten (actual Alemania) y es considerado mártir por la Iglesia. Celebramos a este santo el 7 de noviembre.
Dentro de lo poco que se sabe de San Ernesto, se puede confirmar que fue hijo de un noble de Steusslingen. Para el año de 1140, habría sido nombrado abad de Zwiefalten; luego de esto, renunciaría en el año de 1146 ya que los musulmanes decidieron volver a recuperar lo perdido en la I cruzada, llevando entonces a San Ernesto a participar en la II cruzada en Tierra Santa, que fue predicada por Bernardo de Claraval. Acompañados a su vez por el rey Conrad III de Suabia.
San Ernesto llegó a decir a sus monjes: «Creo que no volveré a veros en esta tierra, pues Dios me concederá que vierta mi sangre por él. Poco importa la muerte que me reserva, si me permite sufrir por el amor de Cristo«. Estaría seguro en ese momento de aquellas palabras ya que poco después, fue capturado por un grupo de sarracenos.
Para aquel entonces, los cristianos sufrieron una gran derrota. Los que no murieron, fueron tomados como esclavos por los musulmanes para de igual forma, ser asesinados. Existe una versión de la historia de San Ernesto una versión que no se puede constatar, en la que fue llevado a la Meca, donde después de haber sufrido innumerables torturas por no haber renunciado a su fe, fallece un 7 de noviembre de 1148 junto a otros hermanos cristianos capturados.
Por haberle sido fiel a sus creencias a pesar de haber sido cruelmente torturado al defender las mismas y no doblegarse ante los musulmanes, es considerado un mártir para la Iglesia. En la abadía de Zwiefalten aún se conserva una estatua que representa a San Ernesto. Está ubicada en el altar de San Esteban.
