Ante el paso del peligroso huracán Irma por el Caribe y Florida (Estados Unidos), la Iglesia Católica se ha preocupado en brindar asistencia a los afectados antes y después del desastre. Hasta la fecha, este ciclón de categoría 5, considerado como el más fuerte que se ha registrado en la zona del Atlántico, fuera del Caribe y el Golfo de México, ha dejado un saldo de 11 muertos. Más de 50 heridos en su paso por las islas de San Martín, San Bartolomé, Barbuda, Anguila, las Islas Vírgenes Británicas y Puerto Rico.
El huracán dejó grandes daños
En estas ciudades, el huracán dejó varios daños. A más de un millón de personas sin luz. Sin embargo, la isla de Barbuda ha sido la más afectada. Ya que el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, informó que el 95% de las estructuras han sido dañadas.
A través de un comunicado, el subdirector de Catholic Relief Services (CRS), Conor Walsh, manifestó que “como han demostrado tormentas anteriores, en poco tiempo pueden quedar destruidos los medios de subsistencia de miles de personas en países vulnerables como la República Dominicana, Haití y Cuba”.
“Todo indica que Irma será una tormenta monstruosa. Por eso estamos tan preocupados desde ahora. Desde antes de que la tormenta toque tierra”, agregó.
Se ha traslado a varias personas a refugios en iglesias y escuelas
CRS está trabajando en esas regiones junto con las Cáritas locales para ayudar a evacuar a las personas. Poner a su disposición artículos de carpas. Artículos para reparar los refugios, comida. Artículos de higiene cuando pase la tormenta.
En su cuenta de Facebook, CRS invitó a “ayudar a nuestros hermanos y hermanas que se encuentran en la ruta de esta enorme tormenta”. Asimismo, Cáritas informó a través de su cuenta de Twitter que han activado planes de emergencia en Haití. Están preparando refugios. Artículos de primera necesidad.
Por su parte, la Arquidiócesis de Miami anunció que se han suspendido las misas. Actividades pastorales el sábado 9 y 10 de septiembre por el paso del huracán. También pidieron a los fieles que consideren las medidas pertinentes de seguridad. Que sigan las instrucciones para las evacuaciones y “ser guiados por nuestra fe y no por nuestros miedos”.