Un pueblo con tres iglesias y un convento, con buen número de religiosas.
Una Exposición, con obras del Arciprestazgo de Amaya.
¡Castrojeriz bien vale un viaje! Allí, sus habitantes, luciendo la mejor hospitalidad, te ofrecen el rico patrimonio que los siglos les han legado.
En lo alto de la colina, el Castillo nos evoca, con sus heridas, el pasado guerrero que marcó este paisaje. Casas señoriales, con sus escudos, nos cuentan de los hijos ilustres que vivieron en el lugar. El vecino Convento abandonado, ya no acoge en el templo a peregrinos que buscaban el perdón.
En el tiempo suave de primavera y verano, infinidad de peregrinos, cargando la mochila, descansan en los Refugios de Peregrinos, y continúan por Itero del Castillo, rumbo a Compostela.
En el pueblo, los hijos de Castrojeriz siguen guardando sus tesoros heredados de los mayores. Los tiempos pasados nos dejaron, dentro de los templos, imágenes, tapices, libros, vasos sagrados que se muestran al visitante.
Esta vez, tocó a Castrojeriz presentarnos las riquezas artísticas: las propias y las de los pueblos vecinos que, gracias al Taller de Restauración ubicado en la villa recuperan su esplendor.
Después del duro calor de mediodía, el atardecer nos ofrece el frescor, para seguir meditando sobre la bella historia de Castrojeriz que guarda con celo su rico pasado.
Y, como Castro, cuántos de nuestros pueblos conservan con cariño su rico patrimonio religioso, junto a la historia de nuestra tierra.
Dichosos, vosotros, que habéis conservado tantos detalles que nos explican la vida, los sentires, la devoción, la fe de quienes un día vivieron en nuestros pueblos. El orgullo legítimo de los habitantes del Arciprestazgo de Amaya nos muestra su historia y su vida cristiana.
Dios quiera que estos esfuerzos realizados por los sacerdotes y laicos en los distintos pueblos cristalicen en organizaciones que puedan transmitir el mensaje cultural y religioso a las nuevas generaciones.
Cuando uno repasa el libro que presenta los tesoros de templos y ermitas, tiene la suerte de asomarse a la historia más profunda de nuestros queridos pueblos.
En adelante, cada vez que pasemos por Castrojeriz, el recuerdo de la Exposición nos invitará a adentrarnos en la entraña de nuestra historia que está plasmada en retablos y bellas estatuas.
Y la Virgen del Manzano, que acoge maternalmente al visitante, ofrece a todos nuevos bríos para seguir caminando.