Las parábolas gozan de una característica particular como lo es llegar a un a finalidad en común asumiendo de una cosa en otra, o expresarla de una forma de conocimiento y aprendizaje para cualquier circunstancia diaria.
La verdad espiritual ha de prevalecer ante alguna situación de pesar, dolor o injusticia, teniendo siempre presente que la disposición de Dios velará por la paz de la humanidad que son sus hijos.
Jesús era un ser repleto de bondad, capaz de sacrificarse por la humanidad buscando represión y perdón ante todos los pecados.
El Reino de los Cielos es un lugar que se considera como exclusivo solo para las personas merecedoras que siguiesen los pasos de para con El Creador.
Lo que las Parábolas nos enseñan
Propiamente las parábolas expresan como deben los comportamientos en el Reino de los Cielos donde más que darlo a conocer a través de las acciones de Cristo es preciso que este infundiese como construirlo.
A medida de la reforma del pensamiento de la sociedad y más allá de eso su comportamiento. La tarea más difícil para este representaba que el prójimo entendiera que su semejante es eso justamente, igualitario en la justicia, en el amor dado por el Padre a su hijo, el perdón y retractarse por los hechos indebidos donde las consecuencias no son solo del alcance físico sino que haya tocado los corazones de forma dolorosa; la lección más dura de aprender.
Esto contrajo así que en las parábolas quedara reflejada la racionalidad de manera que obligase o indujese a la sociedad a tener un cambio verdadero, replanteando así sus perspectivas de aspectos que definen un sociedad como la moral, las costumbres, la tolerancia, el perdón, el entendimiento, la importancia de las cualidades que por muy pequeñas que sean caracterizan a una persona en particular.
Reflexionemos con la Parábola
Muchas veces es más simbólico el relato de las parábolas por lo que su comprensión resulta en ocasiones desconcertante. Se debe claro, que las circunstancias son contadas en primera o tercera persona, donde muchos se preguntan “¿Jesús lo vivió? ¿Solo es una vivencia ajena adaptada a el Reino de los Cielos?”
Para ser más comprensible desde este punto, ha de comprender el todo como El Reino donde Jesús induce a las acciones que finalmente dejara una moraleja o simplemente harán revivir en cualquier que los oiga situaciones que ha atravesado, haciéndolos reconsiderar si actuaron de buena fe.
La parábola de los dos hijos es una muestra clara de una situación típica de las enseñanzas de Jesús para infundir la paz y la fraternidad a través del reino de los cielos colocándolos a disposición de cualquier su acceso, si las intenciones son sinceras desde el alma, dejándose guiar por el poder espiritual.
Versículos de la Parábola de los dos Hijos:
Mateo 21:28-32
28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.
29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.
30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.
32 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.