Laico: ¿Qué significa? Definición y ejemplos
La palabra laico procede del griego y significa “uno del pueblo”. Esta palabra se utiliza desde los primeros siglos de la Iglesia de Cristo para distinguir entre el fiel que pertenece al clero y el fiel que vive en la sociedad.
¿Cuál es la definición de Laico?
La definición de laico nos la da La Constitución Dogmática Sobre la Iglesia, “Lumen Gentium”, de 1964, que bajo el Papa Pablo VI nos dice: “Con el nombre de laicos se designa a todos los fieles cristianos, a excepción de los miembros del orden sagrado y los del estado religioso [ ]; es decir, [los laicos son] los fieles que, en cuanto incorporados a Cristo por el Bautismo, [ ] ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos les corresponde».
Ya en 1946 el Papa Pio XII había pronunciado un importante discurso indicando textualmente: “Los fieles, y más precisamente los laicos, se encuentran en la línea más avanzada de la vida de la Iglesia; por ellos, la Iglesia es el principio vital de la sociedad humana. Por tanto ellos, ellos especialmente, deben tener conciencia, cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia…”.
¿Qué implica ser laico?
Ser laico es un estado que permite a los bautizados participar en la Iglesia de diferentes maneras y en diferentes áreas, según los talentos y vocaciones de cada persona. A veces es difícil por diversas razones participar activamente en la Iglesia, pero siempre es posible colaborar de alguna otra manera para que la comunidad de fe siga creciendo y trabajando por el bien común.
El ser bautizado es un privilegio, y como todo privilegio esto conlleva una responsabilidad. El ser laico no significa permanecer al margen de la Iglesia ni al margen de la sociedad. Significa, precisamente, vivir la religión en la sociedad. El Papa Juan Pablo II tenía mucha fe y creía con verdadero entusiasmo en el papel que el laico debía desempeñar, hoy más que nunca, en la sociedad. Y en su Exhortación Apostólica “Christifideles Laici” en 1988 nos dice textualmente: “Nuevas situaciones, tanto eclesiales como sociales, económicas, políticas y culturales, reclaman hoy, con fuerza muy particular, la acción de los fieles laicos. Si el no comprometerse ha sido siempre algo inaceptable, el tiempo presente lo hace aún más culpable: A nadie le es lícito permanecer ocioso”. (JPII)
Ejemplos de laicos destacados
Quizá uno de los ejemplos más claros que tenemos sobre la vocación y la misión de laico en la sociedad, lo encontremos en Santo Tomás Moro, nacido en Londres en 1477. Tomás recibió una excelente educación clásica, graduándose como abogado en la Universidad de Oxford , y su carrera en leyes lo llevó al parlamento.
Fue un hombre de gran sabiduría, reformador, y amigo de varios obispos. En 1516 escribió su famoso libro «Utopía» que aún hoy es leído por católicos y no católicos. Atrajo la atención del rey Enrique VIII quien lo nombró para varios puestos importantes y finalmente canciller en 1529. En lo más alto de su carrera, Tomás renunció en 1532, cuando el rey abogaba por romper la unidad de la Iglesia.
¿Fue juzgado por ser laico?
Tomás Moro pasó el resto de su vida escribiendo. En 1534, con su buen amigo el obispo John Fisher, se negó a rendir obediencia al rey como cabeza de la Iglesia. Estaba dispuesto a obedecerlo, sí, pero sólo dentro de su campo de autoridad, que es lo civil, pero no aceptaba su usurpación de autoridad sobre la Iglesia. Tomás y el obispo Fisher se ayudaron mutuamente a mantenerse fieles a Cristo en un momento en que la gran mayoría cedía ante la presión del rey pues tenían miedo a perder sus vidas.
Tomás Moro y John Fisher demostraron lo que es ser de verdad discípulos y amigos de Cristo pagando el máximo precio. Fueron encerrados en La Torre de Londres, y 14 meses más tarde, nueve días después de la ejecución del Obispo Fisher, Tomás Moro fue juzgado y condenado como traidor. Su respuesta a la corte fue que él «…no podía ir en contra de su conciencia».
Ya en el andamio para la ejecución, Tomás le dijo a la gente allí congregada que él moría como «Buen servidor del rey, pero primero de Dios». Fue decapitado el 6 de julio de 1535. Santo Tomás Moro es un gran modelo para todos los fieles laicos, en especial para los políticos, gobernantes y abogados, de quienes es el Santo Patrono.
Que su valentía y amor a Dios y a su Iglesia nos inspire para mantenernos firmes e íntegros en la verdad, sin inspirar ni guardar odios ni venganzas.