Explicaciones del Salmo 91

“El que habita al abrigo del Altísimo
y se acoge a la sombra del Omnipotente,
 dice al Señor: «Tú eres mi esperanza, mi Dios,
¡el castillo en el que pongo mi confianza!»” Vs. 1 y 2
Quién se acoge al abrigo del omnipotente afirma con vehemencia y de corazón que Dios es “el castillo” en quién pone su confianza. Nombra el atributo omnipotente para afirmar que nada puede ser más poderoso que Dios. Y también hace referencia a un castillo, un lugar fuerte, seguro, gobernado por un rey que es Jesús, donde también existen soldados, que son los ángeles protectores. Allí es donde nos encontramos en el espíritu cuando ponemos como estandarte a Dios.

Gracias te doy Señor todopoderoso por estar cubierto continuamente por la sangre de Cristo. Gracias por dejarnos estar en la palma de tu mano, de donde nadie nos puede arrebatar. Gracias por cada día velar por mi cuidado y el de mi familia. Gracias porque viviéremos tranquilos y resguardados toda nuestra vida sobre el amparo de tu poderosa mano. En el nombre de Jesús, Amén.

“El Señor te librará de las trampas del cazador;
te librará de la peste destructora.
 El Señor te cubrirá con sus plumas,
y vivirás seguro debajo de sus alas.
¡Su verdad es un escudo protector!” Vs. 3 y 4

El diablo por medio de las personas nos pondrá trampas y artimañas para destruirnos, pero bajo la protección del Señor estas trampas son inútiles y destruidas, al igual que las pestes. Si pones tu confianza en el Señor, abrirá las alas de su protección sobre ti y vivirás seguro. Debajo de sus alas es una expresión de cuidado maternal, Dios nos protege como cualquier padre a sus hijos. Es idolatría poner nuestra fe en cosas ajenas a él, por eso su verdad es la verdad absoluta a la que debemos aferrarnos, la confianza en esta revelación llega a ser un escudo protector.

“No tendrás temor de los terrores nocturnos,
ni de las flechas lanzadas de día;
no temerás a la peste que ronda en la oscuridad,
ni a la mortandad que destruye a pleno sol”. Vs. 5 y 6

En la oscuridad se manifiesta con mayor poder las fuerzas del enemigo, la oscuridad facilita la mayoría de los asaltos y robos, a su vez la oscuridad puede ser una causa de temor en la noche, pero cuando el Señor es tú guardián las noches se transforman en paz y plácido descanso (Sal. 4:8). El terror no invadirá nuestros corazones porque Jesús lo ha llenado de amor. Las flechas lanzadas de día son un símbolo de las cosas que nos pueden pasar mientras hacemos nuestras labores durante el día. Luego nombra la peste en la oscuridad y la mortandad a pleno sol, de día y de noche estamos expuestos a distintos peligros de pestilencias y muerte, pero al hacer la voluntad de Dios estamos alejados del espíritu de mortandad y cualquier clase de pestilencias que puedan manifestarse.

“A tu izquierda caerán mil,
y a tu derecha caerán diez mil,
pero a ti no te alcanzará la mortandad.
 ¡Tú lo verás con tus propios ojos!
¡Tú verás a los impíos recibir su merecido!” Vs. 7 y 8

 En el mundo arrasan en todo tiempo diversas crisis, caos y problemas globales, ya sean de enfermedades, muerte o económicos, pero aunque las tinieblas te rodeen el Señor será tu luz. Quienes rechacen la gracia de Dios estarán más expuestos a estos peligros. De hecho siempre hay algún tipo de crisis en el mundo, pero de todas ellas nos librará el Señor, cuando ante la adversidad confesamos la victoria del nombre del Señor Jesús.

“Por haber puesto al Señor por tu esperanza,
por poner al Altísimo como tu protector,
no te sobrevendrá ningún mal,
ni plaga alguna tocará tu casa”. Vs. 9 y 10

En esta parte nos cubre con una declaración más que alentadora, diciendo que no hay ninguna clase de mal que nos podrá afectar si lo ponemos como nuestro fuerte refugio. Y al igual que la sangre de los corderos cubría la casa de los israelitas para que no entre la mortandad (Éx. 12:7) así mismo la sangre de Cristo cubre nuestra casa para que no entre en ella ninguna clase de plaga conocida o desconocida.

“El Señor mandará sus ángeles a ti,
para que te cuiden en todos tus caminos.
Ellos te llevarán en sus brazos,
y no tropezarán tus pies con ninguna piedra.
Aplastarás leones y víboras;
¡pondrás tu pie sobre leones y serpientes!” Vs. 11 al 13

Dios se vale del trabajo de los ángeles para llevar a cabo sus propósitos, entre los muchos tipos de ángeles que existen están los protectores o guardianes, que tienen la capacidad de preservarnos. Tenemos que pedir a Dios que envíe sus ángeles para protegernos en todo tiempo y ellos vendrán con su poder sobrenatural a nuestro lado. Si bien nosotros no sabemos con que piedra podríamos tropezar en el camino, ellos si lo saben y nos evitan muchos tropiezos. La autoridad del nombre de Jesús nos habilita para reprender todo espíritu maligno y destructor poniéndolo bajo nuestros pies para aplastarlos. En Cristo somos más que vencedores y tenemos poder sobre toda fuerza del enemigo y nada nos dañará (Lc. 10:19).

«Yo lo pondré a salvo, porque él me ama.
Lo enalteceré, porque él conoce mi nombre.
 Él me invocará, y yo le responderé;
estaré con él en medio de la angustia.
Yo lo pondré a salvo y lo glorificaré.
 Le concederé muchos años de vida,
y le daré a conocer mi salvación.» Vs. 14 al 16

Esta promesa no es para cualquiera, tiene una condición, que es amar a Dios y conocer su nombre, estos son los que serán enaltecidos y puestos a salvo. En medio de las angustias Dios promete estar con nosotros para salvarnos, librarnos y glorificarnos. Recuerda invocar el nombre del Señor Jesús en tu casa y familia así desatarás la protección del altísimo.


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