Para quienes no manejan o practican la religión judía podría ser fácil confundir el Hannukah con la Navidad. Existen amplias similitudes entre ambas celebraciones: velas, luces y regalos. Además, tanto en la primera como en la segunda festividad mencionada es costumbre también reunirse con familiares o amigos. Sin embargo, las diferencias que las caracterizan podrían darnos un amplio y certero panorama de lo que en realidad es.
La festividad de las luces
Entendiendo el Hannukah como «La Fiesta de las Luces» o «Luminarias», podríamos afirmar entonces que se celebra en búsqueda de un tipo distinto de milagro, a diferencia de la Navidad. Cuenta la historia que, al momento en que los sirios derrotan a Judas Macabeo, el Segundo Templo se reconstruye en Judea. Asimismo, durante este hecho tenía que encenderse el menorá, un candelabro de la cultura israelita, con las velas prendidas durante cada una de las noches y recitar determinadas bendiciones que fueron manteniéndose en las costumbres judías. Finalmente, solo perduraron ocho noches, por lo que el Hannukah tiene la misma duración.
Un día de descanso
Esta ceremonia judía representa un día de grato descanso para sus fieles practicantes más que de celebración, tal y como sí sucede en el caso de la Navidad entre cristianos. Entendiendo el Hannukah de una manera más sencilla, podríamos resumir que es una solemnidad de origen judío que celebra el Milagro de la Luz y cuya concepción es distinta a la de la Navidad. La segunda es considerada entre los cristianos como una celebración de gran importancia en la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo.
Por lo tanto, cualquier parecido entre el Hannukah y la Navidad podría ser producto de simple casualidad o falta de mera información. Alegría, regalos, mucha luz y velas son algunas de las características que hacen de estas dos festividades una posible comparación que resulta finalmente equívoca.