Colocar todos los proyectos y tareas que vamos a empezar en las manos del Espíritu Santo es lo ideal, pues así contamos con su bendición y con su protección. De esta manera las adversidades o dificultades que se nos puedan presentar serán derrotadas por la fuerza suprema que nos envía Dios a través de su espíritu.
Entender que esta luz divina es fuente de inspiración y de entendimiento que nos ilumina y ayuda en todo momento, una luz espiritual que nos lleva consuelo, sabiduría, amor y otras emociones que solo quien las experimenta las entiende. Con consentimiento absoluto dejemos que el Espíritu Santo penetre nuestro corazón y mente.
A continuación la Oración de consagración al Espíritu Santo:
¡Oh Espíritu Santo, dador y dueño de mi vida!
Hoy me consagro por completo a ti, me acojo, me doblego y me redimo ante tus pies,
A partir de hoy y en cada instante que me concedas vivir,
Te ofrezco mis acciones, mis pensamientos y mis obras,
Guíame en todo momento, dame luz y sé mi fuerza espiritual,
Me abandono con toda mi confianza ante ti mi buen Jesús,
Deseo ser dócil a tus designios y cumplir con tus aspiraciones plenas,
Adorado Espíritu Santo, inspiración de mis más hermosos sentimientos,
Trayecto celestial para alcanzar la vida eterna,
Te ruego que formes en mí a un hijo fiel y constante en la fe,
Y junto con María me acojáis en fervoroso ruego,
Por los siglos de los siglos,
Amén.
Sellamos el poder santo de esta oración con un Padre Nuestro, rezado con todo nuestro corazón y en total desapego al pecado.
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