«En aquellos días María se puso en camino y fue aprisa a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Y sucedió que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando a voz en grito, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno»» (Lc 1, 39-42)
«La «visitación» de María a Isabel se convirtió así en visita de Dios a su pueblo» (CIC, 717)
Después de una breve pausa de reflexión, un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.