Diariamente nos quejamos porque carecemos de afecto, porque no nos salen bien las cosas y un sinfín de reclamos que dirigimos a Dios, sin ni siquiera detenernos a pensar ¿qué hemos hecho mal?, ¿somos responsables de lo que nos sucede? Simplemente renegamos y nos quedamos estancados en un círculo vicioso, donde los únicos perjudicados somos nosotros mismos.
Es momento de analizar nuestras acciones y darle una dosis de amor a todo lo que hacemos, decimos o pensamos. Por eso es prudente seguir el ejemplo de San Judas Tadeo, quien fue su amor a Jesús, lo que le dio la fuerza necesaria para seguir a Cristo en todo momento y situación.
A continuación Amor de San Judas Tadeo, segundo dia:
Todo aquel que experimenta y ama a Jesús y es capaz de despreciarse así mismo es bienaventurado entre todos los hombres. Debemos seguir a Jesús amándolo sobre todas las cosas, incluso sobre nuestro propio amor.
El amor de Jesús es verdadero, original y constante, diferente totalmente al amor de las criaturas, el cual es ocasional y se rige por los beneficios que pueda recibir.
Amar a Jesús es la única garantía que siempre vamos a contar con un amigo fiel, no nos desampara y su amor permanece y nos acompaña hasta el fin de nuestros días.
En la última cena sucedió un hecho resaltante y motivante para todos nosotros, San Judas Tadeo dio muestras del amor tan grande que profesaba por Jesús, pues él deseaba que todos lo amemos como él lo hizo.
En Evangelio de San Juan, cap. XIV, 21, dice “El que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré, y yo mismo me manifestaré en él” un llamado que inmediatamente sintió nuestro santo y con la más sensible humildad, quiso comprender ¿porque Nuestro Señor, se había manifestado ante los apóstoles y no ante el mundo?, que privilegiados eran ellos, han tener esta revelación tan especial.
Un amor que puede evidenciarse por San Judas Tadeo en una de sus cartas dónde nos dice: “manténganse constantes en el amor de Dios, esperando la misericordia de Nuestro Señor Jesucristo para alcanzar la vida eterna”.
Es así como se nos llama a la reflexión y a tomar una vida llena de amor y dedicada a Jesús, donde debemos avanzar sin temor alguno, fieles en su doctrina y siguiendo sus preceptos.
Amén.
Cerrando nuestros ojos, dejamos todos nuestros problemas en las manos de Dios y con entrega total rezamos un Padre Nuestro y una Ave María, pidiendo nos enseñen a vivir con amor y da amor.