La variedad que existe es muy grande, además pueden distinguirse según cuál sea su objeto o virtudes o también a los mandamientos a los que esta acción se opone. Los pecados se van en contra Dios, del prójimo y de nosotros mismos, se les puede distinguir por ser en: pensamiento, omisión, palabra y obra.
También son distinguidos según sea su objeto es decir; por exceso o defecto. La raíz del pecado se encuentra principalmente en el corazón del hombre, aprovechándose de que tenemos libre voluntad, en la biblia dice que; “De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre” según el libro de (San Mateo 15,19-20).
En el corazón habita también la caridad, este es el principio de las obras benévolas y puras, a la que el pecado hiere. Es importante destacar dos puntos sobre el pecado:
El Pecado Original: es aquel cuya causa es proveniente de Adán y de Eva, al ser ellos la cabeza principal de la raza humana, transmiten directamente la conservación y también la pérdida de la justicia .
Pecado Actual: es aquel cuyas causas es la libre voluntad que posee el individuo. Siendo todo acto voluntario que surge en el ser humano contrario a la recta razón.
La diversidad de pecados
1852 La variedad de pecados es grande. La Escritura contiene varias listas. La carta a los Gálatas opone las obras de la carne al fruto del Espíritu: “Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios” (5,19-21; cf Rm 1, 28-32; 1 Co 6, 9-10; Ef 5, 3-5; Col 3, 5-8; 1 Tm 1, 9-10; 2 Tm 3, 2-5).
1853 Se pueden distinguir los pecados según su objeto, como en todo acto humano, o según las virtudes a las que se oponen, por exceso o por defecto, o según los mandamientos que quebrantan. Se los puede agrupar también según que se refieran a Dios, al prójimo o a sí mismo; se los puede dividir en pecados espirituales y carnales, o también en pecados de pensamiento, palabra, acción u omisión. La raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad, según la enseñanza del Señor: “De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones. robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre” (Mt 15,19-20). En el corazón reside también la caridad, principio de las obras buenas y puras, a la que hiere el pecado.