Es admirable la fortaleza y constancia que tuvo Jesús durante su Vía crucis. Camino dando paso a paso, con firmeza y fe absoluta de que su Padre lo guardaría, de que tanto dolor representaría la liberación de los pueblos, era la garantía para que todos pudiésemos optar por vivir en el Reino de los Cielos.
Y nosotros hoy en día no soportamos nada, nos quejamos de todo, creemos merecerlo todo sin ni siquiera esforzarnos, queremos atribuirle a Dios todo, que sea él quien nos solucione, ¿pero qué hacemos entonces? Nada la mayoría de los casos. Debemos dejar la flojera espiritual y si bien Dios nos ayuda, esforcémonos un poco más, tenemos una vida y es lo más justo aprovecharla de la mejor manera.
A continuación la Novena Estación del Vía crucis: Jesús cae por tercera vez con la cruz:
V- Te adoramos Oh Cristo y te bendecimos,
R- Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
Consideración:
El cansancio y una exagerada debilidad ya se manifestaban en el Hijo, la crueldad excesiva de los verdugos, que se ensañaron cada vez más y más con tal y acelerar el final para aquel. No podía ya mover su cuerpo, sus fuerzas se agotaban y era solo un rastro en su rostro de tristeza y dolor el que se podía observar en el, Jesús sufre inmensamente en manos de la crueldad humana.
¡Oh Jesús, yo creo firmemente en ti!,
Ayúdame a no separarme más de tu camino,
Enséñame a no desfallecer y seguir tu ejemplo digno,
Que mis palabras y mis actos no te ofendan,
Y pueda yo acceder a tu perdón.
Amén.
Ya hemos visto cómo ha sufrido Jesús, todo lo que tuvo que soportar por nosotros, meditemos en este momento su sufrimiento, recemos un Padre Nuestro y con mucha devoción, proclamemos su Nombre Santo.